Unidos aceptó que la Convención constituyente reforme la mayoría fija en las elecciones para la Cámara de Diputados de Santa Fe y que los cincuenta escaños de la cámara baja se repartan por sistema D’Hondt. Es uno de los grandes temas del diseño político e institucional que serán modificados en la nueva Carta Magna impulsada por Maximiliano Pullaro.
Cómo se elegirían los diputados de Santa Fe
Una de las modificaciones consensuadas puertas adentro de Unidos y que, además, cuenta con el visto bueno de parte de la oposición es que las cincuenta bancas que componen la Cámara de Diputadas y Diputados se repartan de acuerdo al sistema D’Hondt. Así las cosas, se abandonaría el criterio de distribución actual, en el que el ganador de la elección se lleva veintiocho lugares -es decir, mayoría y quórum propio- sin importar por cuántos votos se impuso. Además, seguiría la paridad de género y se limitaría la reelección de los diputados a dos mandatos.
La génesis de la modificación se encuentra en el pacto que la Casa Gris logró alcanzar con la tropa del exgobernador Omar Perotti. Entre los términos del acuerdo, el perottismo pidió que se elimine la mayoría automática de veintiocho para el ganador. De esta manera, el reparto de escaños sería más equitativo entre las listas competidoras, se diluiría el poder del ganador y habría más necesidad de negociar a la hora de aprobar una ley para quien tenga la mayoría de la cámara baja.
El pedido de Omar Perotti
Por eso el tema fue comentado en los pasillos de la Legislatura la noche que se aprobó la ley de reforma, especialmente por las espadas del perottismo que agitaban la medida para defenderse de quienes los atacaban por apoyar a la Casa Gris. Sucedía que, repartiendo todos los escaños por D’Hondt, el peronismo hubiese obtenido quince lugares en la cámara baja, cinco más que los diez actuales. Hubiese quedado atrás de Unidos por sólo dos bancas -tendría diecisiete-, mientras que Amalia Granata habría cosechado diez, Carlos del Frade cuatro y Juan Argañaraz, otras cuatro.
Comunas de Santa Fe, la otra gran modificación
El otro acuerdo que se alcanzó en la negociación por la reforma constitucional es el de eliminar la mayoría de las elecciones intermedias. Para eso, todas las comunas pasarían a ser municipios y los mandatos de sus miembros se extenderían de dos a cuatro años. Se trata de un pedido que se repite desde las localidades más chicas de Santa Fe, que sostienen que no pueden encarar obras importantes o largos procesos porque siempre tienen que pensar en clave electoral y corren el riesgo de perder y quedarse afuera antes de concluir los proyectos iniciados.
En línea con esa idea, también se alcanzó un entendimiento para que la renovación de los concejos de las ciudades de menos de veinte mil habitantes se haga entera cada cuatro años -al igual que la de la Legislatura- y no por mitades cada dos años. Las únicas elecciones intermedias que quedarían en pie serían las de los concejos de las localidades de más de veinte mil habitantes, las más grandes de la provincia: unas veinte, entre las que se encuentran Rosario y Santa Fe.
El último escollo para terminar de desalentar las elecciones intermedias es acomodar los mandatos de aquellas ciudades cuyas elecciones para intendente están desfasadas de las del resto de los cargos ejecutivos. Son diecinueve localidades en donde se deberá buscar algún tipo de solución.
Hay dos opciones sobre la mesa: una es que una cláusula transitoria de la Constitución establezca que los intendentes que se elijan en 2029 gobiernen tan solo dos años, para tener en 2031 todos los mandatos alineados. La otra es más audaz: implica acelerar los tiempos y que el mandato corto sea el que se elige en este 2025. Es una apuesta, ya que podría tomarse como un cambio de reglas sobre la marcha que provoque que los candidatos a las intendencias que están en juego pongan el grito en el cielo.
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