Bajo el lema “pan, paz, tierra, techo y trabajo”, organizaciones sociales y gremios se movilizaron esta tarde en el microcentro porteño en contra del ajuste del gobierno de Javier Milei, el desfinanciamiento de la política alimentaria y habitacional y en defensa del trabajo y la “soberanía nacional”. También repudiaron el veto presidencial al aumento jubilatorio, la “persecución judicial de Cristina Kirchner” y el protocolo antipiquetes aplicado por el Ministerio de Seguridad.
“Decir ‘paz, pan, tierra, techo y trabajo’ es decir que es posible construir otra Argentina que nos saque de este infierno en el que nos hace caer la política cruel de Javier Milei”, sostuvo el jefe de la CTA Autónoma, Hugo “Cachorro” Godoy, en el escenario emplazado en Plaza de Mayo. “Este gobierno reprime porque su plan fracasó. Pero aunque reprima a jubilados y familiares y pibes discapacitados, nuestro pueblo no se rinde”, agregó el sindicalista estatal.
También participaron de la movilización columnas de la CGT y sindicalistas como Hugo Yasky, Rodolfo Aguiar y Roberto Baradel. El dirigente social Emilio Pérsico y la diputada nacional Natalia Zaracho también estuvieron presentes en la protesta, que se realiza cada 7 de agosto y que contó esta vez con una peregrinación desde Liniers a Plaza de Mayo, donde hubo un acto político de fuerte tono opositor, con críticas a la gestión de Milei.
“El 1% más rico de la Argentina está viviendo una orgía de dólares mientras no nos dan ni siquiera el arroz para las ollas populares”, reclamó desde el escenario un dirigente en la previa del acto central. En el discurso final, se reclamó por la restitución de la política alimentaria y la actualización del salario social complementario. “Movilizamos por el derechos básico de cada familia de tener un plato de comida en la mesa”, afirmó una de las voceras.
También se expresaron quejas por la apertura comercial a importaciones y la reforma laboral impulsada por el ministro de Desregulación Federico Sturzenegger, por considerar que “esconde la mayor precarización de la historia”. Además, se pidió por la aprobación de la emergencia productiva, que prevé aranceles diferenciales para la industria nacional. La recomposición salarial fue otro de los ejes de la protesta.
“Nosotros llegamos a esta nueva marcha de San Cayetano más pobres, más endeudados y más enfermos. El 91% de los hogares en la Argentina tomó deuda en el mercado formal o informal hasta para comprar alimentos. En el sector público, hemos perdido más del 36% del poder adquisitivo de nuestros ingresos”, denunció a LA NACION Rodolfo Aguiar, presidente de ATE, al término del acto. “Además, aparece un fenómeno nuevo, el pluriempleo, que le quita tiempo a las trabajadoras y trabajadores”.
Para el sindicalista, esta concentración representa un “nuevo golpe” para el Gobierno nacional, tras los reveses parlamentarios de las últimas horas. “Yo creo que Milei empezó a ser derrotado en el Congreso y esta masiva movilización demuestra que también está siendo derrotado en las calles”, planteó. “El programa económico del Presidente está fracasando y generando una catástrofe social y le tenemos que poner freno. Hoy quedó demostrado que hay condiciones y sobran motivos para avanzar hacia una nueva huelga general”, continuó.
En la misma línea se manifestó Adolfo Pérez Esquivel, ganador del premio Nobel de la Paz, quien pidió unidad para enfrentar al líder de La Libertad Avanza. “Solo la unidad nos va a permitir sacar a este gobierno que está en contra del pueblo y no junto al pueblo”, sentenció en una breve alocución sobre el escenario.
La marcha comenzó esta mañana en la Iglesia San Cayetano, en el barrio porteño de Liniers, donde se bendijeron herramientas de trabajo, y siguió al Congreso de la Nación, donde ayer tuvo lugar otra protesta para pedir por la emergencia en discapacidad. Culminó en Plaza de Mayo, donde confluyeron movimientos sociales, sindicatos, agrupaciones políticas y estudiantiles.
Cuando faltaba media hora para el mediodía, los colores blanco, celeste y azul empezaron a poblar la Plaza del Congreso. Eran las banderas del Movimiento Evita y la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), dos de las organizaciones sociales y políticas que organizaron la marcha por “pan, tierra y trabajo”. En el día de San Cayetano, el santo al que miles de feligreses le confían sus demandas de trabajo, los pedidos no iban dirigidos a su imagen sino al presidente Milei.
“Frente al ajuste de Javier Milei, sabemos que es indispensable estar acá para defender los derechos que se están vulnerando, defender la industria nacional, el trabajo nuestro, lo que creamos en nuestro país”, dijo a LA NACION Micaela, una militante de 25 años del Movimiento Derecho al Futuro, la agrupación referenciada en el gobernador bonaerense Axel Kicillof. “Más allá de la cuestión religiosa, yo personalmente estoy acá para defender el trabajo de todos y todas”, agregó.
A pocos metros, la claridad en torno a los reclamos empezaba a desvanecerse. Ante una consulta de LA NACION, una mujer de cabellera blanca y campera roja dudó por qué estaba allí. “A nosotros nos convocan y nosotros venimos”, aclaró mientras terminaba de fumar un cigarrillo. Con la otra mano llevaba a un niño pequeño que, como ella, pronto se sumaría a la columna que avanzaría por Avenida de Mayo hasta la Casa Rosada.
En la marcha también se escucharon críticas al jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, por su reciente decisión de multar a quienes revuelven la basura. “Cartonear no es delito. Reciclar no es delito. Delito es salir a vender falopa y chorear”, vociferaron en Plaza de Mayo. En este contexto, también exigieron que se continúe con las tareas de integración sociourbana para llevar mayor seguridad a los barrios populares y prevenir el avance narco.
La procesión que se movilizó a Casa Rosada estuvo encabezada por un tractor que llevaba un cartel con la imagen del Papa Francisco, a quien se le rindió homenaje más temprano en la Plaza Flores. Según detalló el dirigente social Juan Grabois a LA NACION, Bergoglio tuvo un papel protagónico en el surgimiento de la protesta social de todos los 7 de agosto. “Esta es una movilización que existe hace nueve años, cuando con el Papa Francisco se formó esa consigna Tierra, Techo y Trabajo, que se suma a la consigna histórica que es Paz, Pan y Trabajo”, explicó.
Aunque aseguró que su rol hoy está en la política partidaria, Grabois decidió acompañar a las organizaciones sociales y colectivos que se movilizaron esta tarde porque “no se puede castigar verbal, física y, además, económicamente a los más vulnerables, a los trabajadores informales, a los jubilados y a las personas con discapacidad”.
La CGT, que aportó una columna de militantes y se sumó al tramo final de la peregrinación, expresó su descontento con el rumbo del Gobierno en un documento. “El ajuste económico no debe basarse en la destrucción del empleo o en el deterioro de su calidad. No avalamos políticas que recorten derechos laborales, que le pongan cepo a las paritarias libres o que desmantelen el Estado en nombre de una supuesta eficiencia”, advirtió la central obrera en uno de los tramos del mensaje.
La Nación