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El fin de Vialidad Nacional, un camino al desastre

Las rutas argentinas de Javier Milei

Las principales vías nacionales, como la 3, 5, 7, 9, se encuentran actualmente concesionadas, por lo cual se sigue cobrando peajes, pero se ha abandonado su mantenimiento, lo que supone el completo incumplimiento de los contrados.

La Ley 17520 de concesiones del Estado Nacional establece que las tarifas no pueden ser mayores al beneficio que otorgan al usuario mediante su inversión.

En todo el mundo, el sistema de peajes se aplica en forma acotada y solo para vías de gran tránsito en zonas o países de gran densidad demográfica para vías exclusivas. Pretender que es una solución en sí misma es una gran falacia.

Podría existir una concesión donde no existiera el cobro de peaje y la misma fuera de carácter subsidiado por el Estado, como los mantenimientos que hacía Vialidad Nacional en rutas de bajo tránsito (CREMA).

Pliegos inconsistentes

El pliego de Especificaciones Técnicas Generales vale para todos los corredores que se licitarán y en principio no pone condiciones claras sobre la calidad del estado de la calzada, tal como lo hacía Vialidad Nacional.

Esto es importante porque es parte del método de la AASHTO de la Asociación de Carreteras de Estados Unidos, que se ha utilizado desde la década del 60 para diseñar y evaluar las calzadas. Se trata de una herramienta fundamental para evaluar el servicio que se le presta al usuario, tanto en calidad como en su beneficio económico.

Otra situación insólita que surge del pliego es que ante los incumplimientos, aun graves, el concesionario no deja de cobrar el peaje. Tampoco se condicionan las obras mínimas al aumento del tránsito, o sea que el concesionario no está obligado a nuevas obras a pesar de recaudar más.

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El fin de Vialidad Nacional, un camino al desastre

Vialidad Nacional, la última víctima de los superpoderes de Federico Sturzenegger.

Las Especificaciones Técnicas Particulares están confeccionadas en base a los tramos que se licitan.

Si tomamos el llamado Tramo Mediterráneo de la Ruta Nacional 7, que registra alto tránsito debido al intercambio vehicular con Chile y a la zona núcleo de la provincia de Buenos Aires, vemos que se agrega una cantidad importante de nuevas cabinas de peaje, aunque no se especifica el monto máximo de peaje a cobrar ni si se cobrará en todas las estaciones.

Se trata de una inconsistencia grave, porque los tramos no son homogéneos ni en ninguno de sus aspectos importantes (longitud, tipo y cantidad de tránsito y tipo y ancho de calzada) por lo que no está claro cuál será el beneficio al usuario en cada tramo.

La Ruta 7 tiene una gran congestión por lo menos entre Luján y Junín, por lo que Vialidad Nacional tenía como meta concretar allí una doble calzada de autopista, que se encuentra ejecutada entre Carmen de Areco y Chacabuco (70 kilómetros), con un grado de avance aproximado del 70%; pero, insólitamente, esas obras pendientes no están incluidas entre las tareas a ejecutar por el concesionario.

Teniendo en cuenta que la concesión sería a 20 años, no se entiende qué pasará con las inversiones que ya se han hecho y con los perjuicios que padecen y padecerán los usuarios. Tal es así, que ni siquiera se han previsto las intersecciones con rutas provinciales de alto tránsito ni con los accesos a las importantes localidades que conecta, estando las obras muy avanzadas, pero sin concluir, en la mayoría de los casos.

Las imprevisiones impactarán fuertemente en el tránsito, aumentarán los costos operativos y provocarán accidentes amén de su repercusión económica, ya que en nuestro país el 96% de la carga y prácticamente el 98% de los pasajeros se realiza por transporte automotor.

Si vamos al corredor Sur, que comprende las rutas 3 y 205 en la provincia de Buenos Aires, la situación sería más dramática ya que son de una sola calzada, están en pésimo estado en varios tramos y tienen un altísimo grado de congestionamiento. ¿Qué se prevé para los próximos 20 años? Sólo mantenerlas en el estado que están. O sea, nada. En este marco, resulta un misterio saber cómo calcularon el beneficio al usuario con las obras previstas.

El concesionario gana siempre

En definitiva, los pliegos que presentó el Estado nacional son muy laxos en cuanto al cumplimiento del concesionario, al tiempo que no defienden al usuario frente a eventuales incumplimientos. Como si fuera poco, tienen una cláusula de mantenimiento de la Ecuación Económica del Concesionario, o sea que gana siempre. Traducido: no hay riesgo y el peaje se cobra indefectiblemente.

En las audiencias hubo reclamos airados, tanto de las asociaciones de usuarios, como de intendentes y autoridades en general, pero no hubo respuesta. Por eso, lo dicho: vamos camino a un nuevo desastre.

El fin de Vialidad Nacional, un camino al desastre

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