La danza vuelve a cobrar aire en el Teatro Avenida este 27 y 28 de junio y 18 de julio con el estreno de “Giselle, el amor trasciende lo imposible”, la nueva producción de Guido De Benedetti, una versión ambiciosa y profundamente emotiva de una obra clave del repertorio universal. No es un regreso cualquiera, es la vuelta al escenario de un título que marcó la historia del ballet romántico y también, en lo personal, la del propio De Benedetti, quien debutó con “Giselle” hace ya tres décadas en el Teatro Colón.

“La obra no es convencional. Mantiene el argumento, la música, pero el desarrollo técnico del cuerpo de baile y los solistas es mucho más exigente”, adelanta el director, que apuesta a una estética multimedia sin resignar fidelidad musical. Con un lenguaje coreográfico riguroso y un trabajo escenográfico apoyado en proyecciones digitales, la puesta conjuga delicadeza y precisión, sin perder la atmósfera de lirismo y misterio que caracteriza a la historia.

La propuesta artística de De Benedetti es, como sucedió a lo largo de su trayectoria, una combinación de virtuosismo, sensibilidad y profundidad dramática. “El ballet es un arte que cuenta sin palabras, solo con el cuerpo. La expresión del bailarín tiene que ser tan sutil, objetiva y directa para que el público entienda”, sostiene. Esa búsqueda emocional, el movimiento como forma de narración íntima y universal, es lo que motoriza esta versión.

Estrenada en París en 1841, con música de Adolphe Adam, coreografía de Coralli-Perrot-Petipa y libreto de Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy, “Giselle” es una obra de amor, muerte y redención que narra la historia de una joven aldeana que, tras ser traicionada por su amado, muere de tristeza y vuelve como espíritu para salvarlo. Su magnetismo atravesó los siglos y la consolidó como una obra maestra del ballet romántico. Y ahora, bajo la dirección de De Benedetti, la pieza renace con una lectura respetuosa de su tradición, pero intervenida con nuevas herramientas visuales y una exigencia técnica que interpela a los bailarines y a los espectadores contemporáneos.

Desde su compañía GDBdanza, que ya agotó funciones con “Cenicienta” en el 2023 y “Romeo y Julieta” el año pasado, el ex bailarín, que supo ser partenaire de celebridades como Maya Plisétskaya y Alessandra Ferri, pone en escena un elenco joven y talentoso, que se entrega a la complejidad técnica y emocional que exige la obra. El montaje, fiel a la partitura completa de Adam, se nutre del legado clásico y del trabajo sobre la psicología de los personajes. Para De Benedetti, la danza es también teatro, y lo deja claro cuando afirma: “la danza permite trabajar en el subtexto y la psicología de los personajes”.

En ese cruce entre legado y actualización se encuentra el espíritu de esta Giselle. La atmósfera sobrenatural del segundo acto, con sus fantasmas blancos (las willis) danzando en el bosque, se potencia con proyecciones que construyen climas e intensifican el drama. No es un efecto gratuito, se trata de herramientas al servicio del relato, no de un espectáculo visual por sí mismo. “Está inspirada en la base tradicional de la obra, pero adaptada a los recursos técnicos de la danza clásica actual”, explica el coreógrafo, dejando en claro que no busca romper con el pasado, sino amplificarlo.

A través de este enfoque, “Giselle” logra un puente entre épocas. El romanticismo, con su exaltación del sentimiento, la locura amorosa y el idealismo trágico, se encuentra con una mirada contemporánea que no escatima en detalle técnico ni en expresión corporal. La historia de la joven campesina que muere engañada y regresa para perdonar al hombre que la traicionó sigue conmoviendo porque interpela verdades humanas profundas. Si tras 184 años sigue emocionando, es porque algo en esa historia permanece vigente.

La propuesta se convierte así en un gesto de fe en la potencia del arte escénico, en tiempos donde la danza lucha por subsistir en la cartelera porteña. Esta Giselle no solo es un homenaje al ballet romántico, es una reafirmación de su vigencia emocional, una invitación a descubrir la capacidad del cuerpo en movimiento para conmover y narrar sin palabras.

Las funciones serán el viernes 27, sábado 28 de junio y viernes 18 de julio, a las 20 horas, en el Teatro Avenida, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

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