El Senado de la Nación quedó a un paso de rechazar el pliego de los jueces Ariel Lijo y Manuel García Mansilla para la Corte Suprema. El peronismo buscará sesionar el jueves para darle punto final a la discusión. Victoria Villarruel, cada vez más distanciada de Javier Milei, tiene en sus manos la lapicera clave para definir la suerte de la Casa Rosada en los tribunales.
Anabel Fernández Sagasti (Unión por la Patria) anunció el jueves, al cierre de la comisión de Acuerdos, que su bancada pedirá una sesión especial para el 20 de marzo, cuando se cumplan los siete días reglamentarios desde el despacho, para tratar el pliego de ambos jueces en el recinto. La titular del Senado deberá definir si hace lugar a la convocatoria o busca demorar el tratamiento, que no tiene buenos pronósticos para el Gobierno nacional.
«Todavía no está definido», deslizaron desde el despacho de Villarruel ante la consulta de MDZ. La vice aún puede apelar a la comisión de Labor Parlamentaria para reunir a los distintos jefes de bloque y estirar el tratamiento en el recinto. Para eso, necesitará el apoyo de los aliados del PRO y la UCR, que ya demostraron en reiteradas ocasiones estar dispuestos a colaborar con el Gobierno nacional. Otra opción es aceptar el pedido de sesión especial y convocar para el próximo jueves.
La sesión no trae un buen escenario para el Gobierno. La decisión del jefe del interbloque Unión por la Patria, José Mayans (Formosa), de firmar un despacho favorable a la designación de García Mansilla, aunque estén en contra, despejó dudas sobre la cuestión reglamentaria. Al tratarse de un despacho en favor de la designación del abogado, se necesitan dos tercios del Senado, es decir, 48 votos, para avalarlo. El peronismo puede bloquear este número y hacer que el pliego caiga.

Si esto ocurre, se abrirá una discusión reglamentaria, ya que García Mansilla ya juró como miembro del máximo tribunal el 27 de febrero, tras ser designado por Javier Milei junto con Ariel Lijo. Quedará por resolver qué pasará con los fallos que firme en caso de que la Cámara alta rechace su nombramiento y cómo se tratará la jura, un acto oficial en el que participaron los otros miembros de la Corte.
La situación del juez federal Ariel Lijo es distinta. Aún no juró como integrante de la Corte Suprema porque los otros miembros se resistieron a hacerlo mientras él siga ocupando su juzgado en Comodoro Py. El magistrado teme dejar su cargo histórico en la Justicia Federal y que luego su pliego no consiga los dos tercios en la Cámara alta, lo que lo dejaría sin ningún puesto.
El pliego de Lijo cuenta con despacho de la comisión de Acuerdos firmado por todos los bloques, pero las perspectivas tampoco son alentadoras: difícilmente consiga los dos tercios necesarios para ser designado de manera formal. Sin embargo, nadie descarta del todo su posibilidad de llegar al máximo tribunal, ya que sus apoyos políticos siguen activos y podría trabajar hasta el último momento para reunir los votos necesarios.
MDZ